martes, 18 de junio de 2013

Bucarest

Bucarest, conociendo Europa del Este.



Fin de semana por Bucarest, la capital de Romanía, donde residió Vlad Tepes, más conocido como Conde Drácula y una arquitectura fuertemente influenciada por su periodo comunista y su líder Nicolae Ceauşescu.

Una aventura de cuatro amigos que comenzó comprando los billetes de avión a ciegas, sin saber lo que nos espera ni lo que nos íbamos a encontrar. Intrigante al principio pero muy acertado.



Ante todo cabe destacar la economía del país, bastante inferior a la que estamos acostumbrados, lo que aprovechamos bastante bien, comiendo bien en restaurantes por cinco euros, copas en discotecas por 1 euro al cambio, muy gratificante.

A la llegada al aeropuerto los taxis ilegales te avasallan , negociamos el precio antes de coger uno de ellos y nos llevaron sin problemas, a lo cómodo, ya que el transporte público desde el aeropuerto no es muy bueno. Los albergues a bastante bajo precio, aunque también es de mencionar que uno de los nuestros se llevo pulgas para casa, cosas que pasan.

La ciudad no esta muy cuidada y es mejor ir atentos ya que nos encontramos con varias alcantarillas abiertas y lo que es más impactante son los miles de cables del tendido eléctrico que hay por la ciudad acumulados en las torres y alejados de la mano de Dios, pero cuando te acostumbras tiene hasta su encanto.



Los puntos a visitar son varios:

- Ateneo rumano
- Palacio del Parlamento, segundo edifico más grande del mundo por detrás del Pentágono
- Plaza Unirii y su enorme bulevar que nos lleva hasta el parlamento
- Arco del Triunfo, idéntico al arco de triunfo de París
- Curtae Veche, donde están los primeros asentamientos de la ciudad con la estatua de Vlad Tepes
- Plaza de la Revolución
- Parque Cismigiu, que está lleno de vida
- Pasear por Calea Victoriei, donde se encuentra el Palacio CEC
- Parque Herastrau y su increible Museo de la Aldea
- Iglesia Stavropoleos



Una vez allí nos aconsejaron otros turistas que encontramos al paso, ir al restaurante Caru cu Bere, calle Stavropoleos, el sitio es increíble, todo un monumento en pleno casco histórico, muy conocido y con platos típicos, de primeras no entramos porque parecía carisimo, pero luego al cambio era un poquito mas caro, pero por unos 8 euros hicimos la cena, así que genial.
Para salir por la noche fuimos a un local llamado Kulturhaus, que nos enamoro, un laberinto de local con varias plantas y salas con copazos a 1 euro, que más podíamos pedir. Por las cercanías a la plaza universitaria hay más locales donde se puede salir. Por el centro histórico también esta repleto de sitios para tomar una cerveza y disfrutar del ambiente de la ciudad.

Un fin de semana es suficiente para conocer esta ciudad, y si tenéis tiempo siempre podéis ir a Brasov y visitar el castillo del Conde Drácula.


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